La decisión de aumentar el precio de las gasolinas –señaló el presidente Enrique Peña Nieto– “no es un asunto de orden interno. Lo que ocurre en el mundo ha llevado a tomar esa definición consistente…”. A lo que se refirió el señor presidente que ocurre en el mundo, que llevó elevar el precio de la gasolina, es el aumento del precio del petróleo.
El aumento de impuestos que nos recetó el gobierno a partir de 2014
–se nos dijo– fue para compensar la caída de ingresos petroleros por la baja internacional del precio del petróleo, que creaba un hoyo en las finanzas públicas; ahora la excusa para aumentar el precio de la gasolina, que le genera miles de millones adicionales de impuestos al gobierno, es el alza internacional de los precios del petróleo. Nos beneficia, nos perjudica o todo lo contrario.
El gobierno sostiene que es imposible seguir subsidiando la gasolina a los consumidores. ¡Falso! Los subsidios a Pemex no han sido para dar una gasolina barata al consumidor, sino para subsidiar a un sindicato corrupto, sobreprecios a contratistas coludidos con funcionarios, pagar perforaciones de pozos de donde no sale petróleo, robos de gasolinas y la baja productividad por empleado. Esos factores quebraron a Pemex, empresa a la que hay que subsidiar. No tiene para pagar nómina, inversiones, deuda ni pasivos laborales. La saquearon, como a varios estados. En 2017 transmitirá el gobierno a Pemex recursos por 494 mil millones, más que lo destinado a inversión en obra pública (300 mil millones).
Una prueba de que no se subsidia la gasolina al consumidor mexicano es que empresas privadas en Estados Unidos (EU), que ganan dinero, ofrecen a los consumidores americanos gasolina más barata que Pemex. En México el precio de la gasolina ha sido y es mayor que en EU por la ineficiencia de Pemex y los altos impuestos incluidos en el precio
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